Otra cobertura que nunca debe faltar es la Responsabilidad Civil, que se encarga de cubrir los daños a terceros que se produzcan durante la práctica del esquí.

Los seguros de esquí y otros deportes de nieve, como el snowboard, permiten incluir los forfaits y las clases. Si el esquiador no pudiera acudir a la pista por alguna causa justificada contemplada en el contrato de seguro, la compañía se encargaría de su importe.

A la hora de elegir el mejor seguro, hay que tener en cuenta también la duración del viaje y el destino. Cuanto más alejada esté la pista de esquí de la que vamos a disfrutar, mayores límites y coberturas se deberán tener en cuenta para dar con el seguro de esquí más completo.

Asimismo, si es un esquiador que quiere sacar el máximo partido al invierno, existe la posibilidad de contratar un seguro que le cubra durante toda la temporada invernal, haga los viajes que haga. Por el contrario, en el caso de que solo tenga previsto hacer un par de escapadas a la nieve durante los próximos meses, lo mejor es contratar un seguro independiente para cada desplazamiento. Las compañías ofrecen, además, la posibilidad de contratar pólizas familiares que cubran a todos los miembros de una familia en la temporada de esquí. Igualmente, es posible asegurar la ropa técnica y el material deportivo, especialmente si son muy valiosos, frente a los imprevistos propios del viaje, como la pérdida o los daños al equipaje.

En definitiva, cada compañía cuenta con un abanico de coberturas que le permitirán confeccionar la póliza que mejor se adapte a sus necesidades. Por eso, es recomendable que antes de contratar un seguro de esquí contacte con su corredor de seguros, quien le ofrecerá el mejor asesoramiento para encontrar la póliza que necesita.